Autoridades de la UAH firman convenio de colaboración para EXPERIENCIAS LABORALES con instituciones educacionales

Con la finalidad de concretar la voluntad de colaboración entre distintas instituciones educacionales y las experiencias laborales que se desarrollan en las carreras de pedagogía de las facultades de Educación y de Filosofía y Humanidades de la Universidad Alberto Hurtado (UAH), se realizó el pasado 8 de noviembre la ceremonia de firmas de convenios. A ella asistieron destacadas autoridades de la UAH: el Sr. Pedro Milos, Vicerrector Académico; la Sra. Carolina Flores, Decana de la Facultad de Educación, y el Sr. Eduardo Molina, Decano de la Facultad de Filosofía y Humanidades. Además, estuvieron presentes directores de departamentos de ambas facultades y equipos directivos de las carreras de pedagogía.

El encuentro se desarrolló en la casa central de nuestra universidad. La ceremonia se inició con un saludo del Vicerrector Académico, Sr. Pedro Milos, que expresó afectuosas palabras de bienvenida y agradecimiento a los invitados que participaron de este importante compromiso, que, más allá de un protocolo institucional, responde a un desafío país que solo es posible enfrentar a través del diálogo profesional y colaborativo entre los distintos actores del sistema. Agregando que este no hay otro contexto donde este tipo de convenio de colaboración adquiera un significado tan profundo. Esta colaboración tiene que ser ida y vuelta. Y estamos totalmente disponibles para colaborar y cooperar en cada una de las fundaciones, colegios y corporaciones aquí presentes.

En seguida, se procedió a la firma de recepción de convenios por parte de los representantes de las instituciones educacionales presentes. En primer lugar, firmó la Sra. Carmen Gloria Verdejo, Coordinadora Pedagógica de primer ciclo del Colegio Teresa Cancino. Luego, hicieron lo mismo el Sr. Juan Minchequeo, Jefe del Área de Educación de la Corporación Municipal de La Florida; el Sr. José Manuel del Río, de la Fundación Belén Educa; la Sra. Liliana Bravo, de la Fundación Cheminade, y el Sr. Juan Ricotti, de la Corporación Municipal de Las Condes. Como contraparte firmaron los decanos de las Facultades de Educación y de Filosofía y Humanidades.

Representando a Experiencias Laborales (ELAB), la profesora Claudia Escobar señaló que los convenios significan que “reconocemos a los colegios, escuelas y liceos como nuestros pares en un espacio distinto, espacio formativo que comporta saberes que solo a través de las prácticas educativas podemos desarrollar. Es una experiencia de aprendizaje intensa, sensible, enriquecedora y fundamental”.

En la parte final de la actividad, se ofreció la palabra a la Sra. Carolina Flores, Decana de la Facultad de Educación, y al Sr. Eduardo Molina, Decano de la Facultad de Filosofía y Humanidades. La ceremonia concluyó con una invitación a compartir un desayuno en la terraza del lugar, generando un espacio de conversación entre los asistentes.

 

“Las habilidades comunicacionales pueden ser determinantes en el buen desarrollo de los estudiantes”

Desde hace cinco años Renzo Briceño trabaja en la Universidad Alberto Hurtado a cargo del módulo Habilidades Comunicacionales, en las Experiencias Laborales (Elab), de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad.

El profesor Briceño obtuvo la licenciatura en Artes con mención en Actuación Teatral, y el título de Actor en la Universidad de Chile. Es magíster en Humanidades con mención en Historia del Arte, de la Universidad del Desarrollo (UDD). Fue uno de los fundadores del Teatro El Silencio.

A partir de los 19 años comenzó a hacer clases en distintos ámbitos de la educación. Terminada la enseñanza media, ingresó a estudiar Ingeniería Civil, y gracias a su dominio de las matemáticas trabajó con estudiantes de educación básica en un colegio de la población La Estrella, en la comuna de Pudahuel. Continuó sus estudios superiores, pero esta vez lo hizo en la carrera de Pedagogía, donde estuvo algunos años. Posteriormente, estudió comunicación audiovisual. Paralelamente, seguía conectado con la docencia, haciendo clases, por ejemplo, en el colegio The Grange School.

Después de estas distintas experiencias educacionales, decidió estudiar teatro. Luego de terminar esta carrera, dirigió un magíster en la Universidad del Desarrollo (UDD), en la carrera de Pedagogía Teatral. Contando esta última actividad, se suma un total de 17 años de docencia universitaria, tanto en la Pontificia Universidad Católica (PUC) como en la UDD.

Para conocer más sobre su experiencia en el camino de la docencia y sobre el módulo que dirige, conversamos con el profesor Briceño acerca de la importancia de las habilidades comunicacionales, de cómo influye el estatus corporal en nuestra sociedad y de lo determinante que pueden resultar estas herramientas en el buen desarrollo de los estudiantes cuando el profesor a cargo de un curso las maneja al interior de la sala de clases.

¿En qué consiste el módulo Habilidades Comunicacionales?

“La idea es que los estudiantes de pedagogía, que se encuentran en proceso de enfrentar sus primeras experiencias laborales, desarrollen al máximo la capacidad de expresividad corporal y vocal, aplicado al trabajo de aula. Y, por otro lado, que distingan, reconozcan y practiquen un fenómeno particular que se llama estatus corporal. Este fenómeno, en específico, se produce por la relación de dominio y sumisión que se da entre los mamíferos; y digo mamíferos es porque el marco teórico de este ramo es la etología, y no la psicología, como habitualmente se tienden a vincular estos temas”.

“La etología estudia el comportamiento animal y cómo éste se parece, en algunos aspectos, a los seres humanos. Llevado al aula, pone al profesor en la posición del mamífero alfa. Esto implica adquirir una herramienta más para poder tener el estatus que a él le corresponde por el rol que cumple dentro de una sala de clases, frente a sus alumnos o a lo que, desde la etología, podríamos llamar una ‘manada’. Entonces, en clases vemos aspectos físicos, con trabajo corporal y vocal, para hacer que el estatus del profesor suba o baje. Porque, también, hay profesores y personas que no son capaces de bajarse del pedestal”.

“Es un trabajo más práctico que teórico. Se trabaja físicamente durante dos meses. Esto no solo se refiere a pararse bien, sino a qué velocidad caminas, a qué velocidad hablas, qué lugar de la sala ocupas para dirigirte a los estudiantes. También significa preguntarse: ¿eres capaz de poner una cara de póker para que los alumnos no distingan si estás o no enojado. Y si de repente te da rabia con un alumno, ¿eres capaz de corregirlo sin rabia, aunque la tengas?”

“Igualmente, vemos mucha comunicación no verbal, entendiendo que la voz forma parte de la comunicación no verbal”

¿Cuáles son las herramientas de la actuación que sirven para ser aplicadas en una sala de clases?

“En este módulo trabajo la similitud que existe entre el profesor y el actor. De hecho, lo planteo así: una situación escénica se da cuando una persona se para en un espacio vacío, que vendría a ser, en este caso, la parte de adelante de la sala de clases, y hay uno o más que la observan. Esa ya es una situación escénica. Entonces, ¿por qué yo, que vengo del área del teatro, me creo con propiedad para poder hablar a un profesor que va a parase adelante de un curso? La respuesta es que, por ejemplo, a los actores nos enseñan en profundidad a pararnos ante una situación escénica; y el profesor de aula adquiere este conocimiento, pero con la práctica”.

“Por último, pienso que los profesores también debieran manejar elementos que manejan los actores, ya que sus únicos instrumentos son: los conocimientos sobre las materias, su cuerpo y su voz. Si ellos están de cuerpo presente, su cuerpo dice más que las palabras. Y eso los alumnos lo reconocen de chiquititos”.

¿Por qué es importante que los estudiantes de pedagogía adquieran conocimientos sobre el estatus corporal?

“Los alumnos reconocen que el fenómeno del estatus existe. Querámoslo o no, nos manejamos con estatus, es decir, vivimos en una sociedad que está jerarquizada por estatus económicos, sociales, que a veces, hasta tienen que ver con el apellido; y, por qué no decirlo, existen asimismo jerarquías intelectuales. Pero hay uno que subyace a estos estatus que he nombrado, y es el animal. Un profesor no tiene por qué entrar a un aula considerando ningún tipo de esos estatus, pero no va a poder evitar que existan. Entonces, lo que hacemos en el módulo es hacerlo consciente”.

“Sabemos que en un grupo de gente y de niños hay diversidad. Cada grupo tiene su líder, y a veces hay un líder de la ‘manada-curso’. Por eso, ese conocimiento del estatus corporal va a ser vital para el profesor, porque sabrá manejar mejor su curso. Así como podrá reconocer los estatus altos, también, reconocerá los bajos, en el caso del bulling, por ejemplo. Y aunque no hubiese bulling, igual es una ocasión para saber si es necesario subirle o no el estatus a un alumno, debido a que de alguna manera el estatus está asociado con la autoestima, y al cómo te ven los demás”.

“En ocho clases no alcanzamos las profundidades de las derivaciones de esto, que podrían ser psicológicas; pero al menos las y los profesores que salgan de aquí van a poder reconocer conductas, detectar si hay acoso, manejar mejor al grupo curso y además generar una mejor relación con los superiores, con sus pares y con los apoderados”.

“Nuestro curso termina con representaciones de situaciones conflictivas, que ellos mismo redactan, donde elaboran un guion, teniendo que ser capaces de subir o bajar de estatus según el relato de lo que escribieron”.

“Esta teoría plantea que las personas tienen la capacidad de subir y bajar de estatus, se mueven mejor en los grupos humanos, tienden a ser líderes y los líderes generan movimiento. Dicho de otra manera, si tú te encuentras con dos personas dominantes se van a pelear por quien manda o dirige; pero si tú pones a dos sumisos, la cuestión no parte nunca, ya que no hay iniciativa. El ‘balancín’ o equilibrio, en esto, es vital”.

¿De qué manera influye la existencia de esta herramienta en la formación docente para los futuros profesores?

La gracia de este curso en Elab es que aquí se ha hecho en forma constante, a diferencia de otros lugares, ya que estas herramientas se les están entregando a los estudiantes desde adentro del proceso de integración al mundo laboral y van a poder generar un trato de igualdad frente a los demás en su trabajo profesional. Cuando digo de igualdad, independientemente de que haya un superior, quiero decir que va a haber conductas físicas de trato hacia el otro como un igual. Por lo tanto, si yo hago que los chicos se suban a este ‘balancín’ sumiso-dominante es para que, también, sean capaces de romperlo, porque ese fenómeno existe, aunque yo no quiera. Y romperlo significa, por ejemplo, en un colegio, saludar de igual forma tanto al Director como al junior”.

“Particularmente en Chile eso es muy importante, debido a que somos una sociedad donde validamos las castas y jerarquías. Los estudiantes descubren así que pueden tener distintas facetas de sí mismos sin perder autenticidad. Sin querer, el profesor educa, comunicacionalmente a los alumnos con su comportamiento corporal y vocal. La impronta que tenga el profe puede ser determinante en el desarrollo de la personalidad de sus estudiantes”.

¿Qué significa para usted trabajar estos temas con profesionales que están a punto de ingresar al campo laboral?

“Mi tesis se llama Variables Críticas del Estatus Corporal. En el fondo, he podido ir desarrollando un método científico, porque es un proceso de investigación más científico que artístico. Aunque pienso que, en general, tenemos muy poca educación acerca de la comunicación que produce el cuerpo, me siento muy útil en algo donde nadie mete la mano. Por ejemplo, hay un fenómeno que se llama ‘golpe de mirada’, que integra y es instintivo, porque cuando te quito la mirada te quito el estatus que tienes para mí; por lo tanto, es importante que cuando un profesor llega a la sala mire, aunque sea por un segundo, a los ojos de sus alumnos. Eso les genera un estatus y así todos los niños se sienten observados. Si en cambio el profesor solo mira a algunos, puede haber otro que se sienta ignorado, y entonces también puede pensar: ¿para qué voy a poner atención? Este ejercicio del ‘golpe de mirada’ tiene un entrenamiento con juegos”.

¿Cómo se destacan en el módulo los valores que entrega la Universidad?

“Principalmente en el buen trato con el otro, y reconocerlo en mi forma de ser. Las relaciones humanas no son unipersonales y el humanismo que se predica en la Universidad tiene que ver con que dejo de mirarme un rato en a mí mismo, para observar un poquito más al prójimo, y en esa reflexión poder igualarme con el otro”.

Módulo de ELAB incorpora temas de género en formación de profesores

El módulo de género comenzó a desarrollarse por primera vez en el año 2016 como parte de las temáticas o contenidos a trabajar con los futuros docentes en el contexto de las Experiencias Laborales (ELAB) de la Facultad de Filosofía y Humanidades y los talleres de Reflexión. Este módulo de aprendizaje se incorpora a partir de un estudio que analizó las percepciones de los estudiantes que cursaban la ELAB I, donde esta temática surgía como una demanda creciente por parte de los estudiantes, así como las orientaciones que comenzaban a surgir desde la política pública educativa a nivel escolar. En este contexto, desde la coordinación colegiada de ELAB de la Facultad, se decidió incorporar temáticas emergentes relacionadas con diversidad e inclusión en la formación de profesores y vincularlos, específicamente a los talleres de Reflexión dentro de la ELAB formalizándolo como un saber docente a desarrollar.  El diseño del módulo fue construido por un grupo de académicos de la Facultad, quienes desarrollaron una propuesta formativa que vinculaba teoría de género con temas de diversidad sexual e igualdad de género al interior del aula.

El profesor Pablo Barrientos fue uno de los docentes que crearon el módulo destinado a resolver inquietudes en temáticas de género.  Su formación académica se inicia con el pregrado de Pedagogía en Filosofía de la Universidad Alberto Hurtado (UAH) y continuó su especialización con el Magíster en Política Educativa, en la misma casa de estudios. Tiene 30 años, vivió en Concepción, estudió en un colegio mixto y jesuita. Confiesa que muchas de las experiencias que escucha de sus estudiantes ¿de pregrado o de los estudiantes escolares? dentro del sistema escolar, reviven en él sus propios recuerdos de aquella etapa en el colegio.

Hablamos con Pablo sobre las necesidades de crear este módulo de género, los desafíos que el proyecto exige, su relevancia social para la Universidad Alberto Hurtado y la importancia de éste en la formación de profesores en contexto escolar.

Siendo usted uno de los gestores de este módulo ¿De dónde nace su interés por las temáticas de género?
Desde la filosofía siempre me interesó pensar en la normalidad, es decir: cómo las sociedades se organizan en torno a ideas hegemónicas de lo que es normal. Luego, en el equipo de los coordinadores de ELAB conocí a Danitza Andrade, Coordinadora ELAB de Historia y Catalina Montenegro que en ese entonces era Coordinadora ELAB de Artes, ambas tenían estudios en género y con ellas presentamos a la Dirección de ELAB de la Facultad de Filosofía y Humanidades la propuesta de incluir un módulo con estas características y empecé a reflexionar sobre cómo estaba organizada la educación en torno a un currículum sesgado.

A veces los mismos profesores tenemos prácticas sexistas, que se reflejan en la desigualdad en los resultados y trayectorias académicas de hombres y mujeres. Me parece que es un tema fundamental, ya que para generar un cambio social más amplio se debe partir por la educación de género, eso es central. Mirando mi historia hacia atrás, en mi formación escolar empecé a conectar y a decir que efectivamente la estructura de la educación sigue siendo muy sesgada y sigue validando ciertas ideas más hegemónicas que no se cuestionan y que generan injusticias.

¿De qué manera surge la necesidad de crear este módulo de género?
Como profesionales del área nos fuimos convenciendo que las actuales generaciones de estudiantes estaban pensando estas temáticas. La necesidad partió desde inquietudes que surgieron en el pregrado, donde se percibía una carencia de los conocimientos relacionados con diversidad y su manejo en términos bien amplios. Sentían que no sabían cómo trabajar estos casos en ambientes de necesidades educativas especiales o qué pasaba con los estudiantes inmigrantes, ahora que han ido aumentando su población en los colegios. También, se preguntaban qué se hace en los colegios altamente vulnerables y apareció la curiosidad por la diversidad sexual en el aula. Una interrogante recurrente era: qué hago si me cuentan algo.

De eso hicimos este módulo. Primero, para estudiantes de pedagogía, después creamos un curso de verano que se ha dado dos veces. Recogiendo todas estas inquietudes en temáticas de inclusión decidimos elaborar un diplomado para seguir contactados con profesoras y profesores que trabajaran en esas áreas. En pregrado habíamos empezado el módulo de género y educación. Fue una propuesta que diseñamos con herramientas teóricas y prácticas. La idea era presentar contenidos relacionados con estudios de género en educación y una experiencia práctica para planificar en el aula.

 

¿Cómo han reaccionado los estudiantes frente a este nuevo módulo innovador y único?
En general, los alumnos de pregrado lo recibieron muy bien, había una buena sintonía con los temas. No era algo que les pareciera chocante. Salvo un par de estudiantes que podían tener algún preconcepto más conservador y que, tal vez, tenían más dudas o consultas, con más resistencia a los estudios de género, a la diversidad sexual en el contexto del colegio, etc. Pero en general fue muy buena la acogida. En la segunda versión de los cursos de verano para profesores, les pedimos que ellos pudieran pensar en sus contextos escolares y cómo podríamos ver que hay discriminación hacia la diversidad sexual o cómo veían que había sexismo en las prácticas de los colegios. Nos contaban, por ejemplo, que todavía existían colegios donde se pide a un colegio femenino que las niñas asistieran más arregladas de lo normal para el día que se bailaba cueca, porque tenían que recibir al colegio de hombres que venían a bailar con ellas. Una de las preconcepciones más comunes tiene que ver con el rol del hombre en la pareja.

¿Por qué es importante que exista este módulo de género en la formación de profesores?
Nosotros hemos buscado la existencia de otras instancias de este tipo y no encontramos mucho sobre formación de profesores en Chile. Tampoco hay ramos en pregrado de formación de profesores sobre estos temas. En las mallas curriculares no hace la relaciona entre educación y temáticas de género. Por ejemplo, cuando se presenta una bibliografía a un curso no se piensa en incluir autoras mujeres o temas de diversidad sexual. Suele presentarse el panorama más estándar del conocimiento que es segregador, porque no integra el aporte de mujeres o de personas de la diversidad sexual. Desde ahí y pensando en los estudiantes de pregrado que toman el módulo escucho muchas veces que dicen: nunca habíamos hablado sobre estos temas, otros declaran que es primera vez que pueden pensarlos desde la escuela, que es donde se viven estas inquietudes en el día a día y poder saber abordarlos es un gran aporte para ellos.

En el último módulo que realicé en Pedagogía en Música, una estudiante me dijo que para ella había sido terapéutico, ya que pudo ver cosas que habían pasado en su historia escolar y que ahora las podía ver de manera más clara como lo que eran: violencia de género. Después, ella misma quizó saber qué se puede hacer y qué aprender para cambiar estas conductas. Por eso yo considero potente y fundamental que, para los profesores que nos formamos en las universidades chilenas o en particular en la UAH podamos trabajar en el aula desde otra perspectiva, integrado las diferencias y abordando la equidad de género en el aula.

¿Cuáles son los desafíos que este módulo de género les exige para el futuro?
El 2016 viajamos a presentar este trabajo a un congreso en Córdova, Argentina. Muchas personas nos preguntaban cómo en una universidad católica nos habían permitido crear un curso de género y trabajar estos temas. La verdad es que hay mucho apoyo para desarrollar ideas como estas, por parte de universidad, ya que para nuestra casa de estudios es un valor. Lo que nos hace falta a nivel institucional es visibilizarlo más y poder compartirlo con la facultad de educación, por ejemplo. Poder presentar y ofrecer lo que estamos haciendo. Lo que más hemos hecho en este sentido es mantener contactos personales con gente de educación que nos han dicho: nosotros no tenemos esto que ustedes están haciendo allá. Sabemos que es una inquietud ahora y que los alumnos lo están planteando. Incluso, ahora la coyuntura va hacia una educación no sexista. Podría decir que uno de los desafíos es precisamente incluirlo como una reflexión más general en la formación de profesores. Poder juntarnos con gente de educación y crear más vínculos con nuestro equipo.

¿Cuál sería el valor de este módulo de género para la Universidad?
La universidad tiene un sello hacia la educación integral desde una perspectiva de justicia social. Las demandas por la inclusión y la equidad de género tienen que ver con demandas de justicia social y de reconocimiento. En ese sentido, el módulo forma parte del espíritu de la universidad.

Cabe destacar la importancia que tiene el trabajo de formación de profesores y género. Es incipiente en Chile y que acá, en esta universidad, se ha ido consolidando, primero, en un módulo de pregrado, después, con la creación de los cursos de verano y ahora con un módulo en el Diplomado en Inclusión Escolar en Contextos Vulnerables. Desde la reflexión sobre estos temas hemos entrado, por ejemplo, en los ámbitos de la pedagogía feminista que ha sido importante como eje que articula la reflexión sobre género, nuevas masculinidades y el rol del hombre en sociedades con cambios y cómo abordar eso desde la escuela.