La actividad se realizó los días 16 y 23 de agosto, en ella participaron estudiantes de 5to año de la carrera de Pedagogía en Artes Visuales y fue dirigida por la profesora Andrea Jert, Magíster en Arte, Pensamiento y Cultura Latinoamericanos, docente del Taller de Titulación II y Experiencia Laboral III. El taller se desarrolló de manera complementaria a la charla sobre violencia escolar que en el mes de junio estuvo a cargo del psicólogo social Manuel Cuevas.
En esta oportunidad, el objetivo del trabajo de ella fue comprender distintas situaciones de conflicto y violencia escolar, con ejercicios inventivos, destinados a comprender y generar propuestas de resolución, usando herramientas o habilidades propias del área de las artes visuales, para reflexionar e inventar nuevas formas de solucionar temas críticos.
Andrea Jert nos cuenta que el taller se ejecutó sobre la base del video de una noticia reciente, que se usó para trabajar el análisis de la problemática desde un contexto específico. Luego de exhibir este material audiovisual, se abrió espacio para la reflexión en torno a su contenido. Luego, se propuso trabajar en un ejercicio creativo grupal, a partir de la situación inicial aterrizándola a los centros de Elab donde están insertos/as los y las estudiantes “La idea consistió en que cada grupo propusiera la continuidad de la historia, algunos desde una ficción utópica, respondiendo a cómo se desenvolvería un panorama ideal de resolución de conflicto, mientras otros trabajaron una proyección adversa, imaginando el panorama más desastroso, menos favorable, entorno a la situación inicial. Posteriormente, diseñaron un storyboard (o guion gráfico),dibujando las escenas de su historia, que después presentaron. Desde estos en consecuencia, con el panorama ideal aparecieron posibilidades de resolución de conflicto, y desde el panorama más desastroso se pensó en los mayores miedos y nociones sobre qué es realmente un desastre o no. Me parece importante tomar conciencia de lo que estamos entendiendo por violencia en el contexto escolar”, explica Andrea.
Agrega la docente de experiencias laborales (ELAB) que, en esta oportunidad, el taller se realizó con estudiantes, pero el trabajo con profesoras y profesores guías es fundamental para hacer comunidad y establecer vinculaciones desde la universidad con los colegios que colaboran y que son clave en la formación de los y las estudiantes. Además, destaca que “por un lado, se debe entender la violencia en plural, ya que no hay una sola violencia y comprender que, en el fondo, el conflicto no es algo malo en sí mismo, sino que es un desafío para resolver en conjunto, con todas las partes involucradas. Por eso invito a crear nuevas formas de salir de esas encrucijadas que inquietan a las comunidades, trabajando con la imaginación inventiva y con las habilidades relacionadas con las artes, en nuestro caso, específicamente con las artes visuales. A veces se agranda un conflicto por no trabajarlo adecuadamente”.
Cabe recordar que en el último tiempo –en contexto de postpandemia- hemos visto un aumento de la violencia dentro de los espacios escolares. Es un hecho que ha creado la necesidad de enfrentarla en sus distintas dimensiones o alcances. En este caso, aplicando habilidades propias del área de las artes visuales, que permiten reflexionar y facilita la superación de ambientes problemáticos. Comenta Andrea Jert: “Como profesionales de la educación, por ejemplo, no tenemos formación psicológica para abordar adecuadamente algún desborde emocional. Por eso, si trabajamos temas complejos emocionalmente desde las artes visuales y aparecen situaciones que puedan parecer riesgosas, es importante activar de inmediato las redes internas del colegio o de otro tipo de redes para contenerlas”.



Durante su intervención, el experto en violencia escolar se dirigió a los profesores y los llamó a cuidar su vocación, lo que no implica “hacer un apostolado y aguantar normalizando solo porque les dicen que esto es así. Aquí no se necesitan héroes. Hay que recuperar esa capacidad de asombro. También hay que recordar que en el proceso de enseñanza y aprendizaje ambos -profesores y estudiantes- tienen que mostrarse, aunque que la última palabra la tiene el docente, porque es el adulto. Pero tiene que ser un proceso circular y bidireccional, donde además nos interroguemos en el aquí y en el ahora, sobre la cultura, los gustos, las modas, la economía. Y saber decir no tengo idea, ya que hoy en día los estudiantes no esperan que el profesor lo sepa todo, sino que los oriente para saber dónde buscar la información”.
En ese sentido, el psicólogo social habló sobre quienes toman valientes decisiones que muchas ocasiones no están exentas de temores. “Ser valiente sin miedo, porque eso permite pedir ayuda. Es sustancial reconocerse como una generación, como una mirada. Cuando entren a trabajar en colegios van a tener que dar cuenta de todo ese proceso que vivieron como sujetos en la historia; ahora ya son adultos y entrarán en otro rol. Entonces, vale la pena preguntarse por qué quieren volver al espacio escolar, qué quieren recuperar, qué quieren reparar, qué quieren transmitir de nuevo. Y, destaca; me parece que el querer trascender una idea del mundo es algo que debe llenar de orgullo a quien elige esta profesión”.
Una de las asistentes a la charla, Paula Tobar, tutora ELAB de Lenguaje, considera que, si bien es cierto los tutores han tenido herramientas para enfrentar algunas situaciones conflictivas, últimamente han aparecido problemáticas nuevas. “Yo creo que la mayor herramienta que tenemos es la experiencia en el aula, pero esta temática en particular de la violencia nos pilló de sorpresa. Por eso me parece buenísimo que se generen estas instancias de reflexión guiados por un profesional que nos muestre el camino. Creo que eso es lo que más pedimos los profesores y profesoras, que nos muestren una ruta, queremos llegar allá, pero díganos por dónde. Hay que tener en cuenta que muchas veces nuestros chiquillos son un apoyo para los profesores guías, que muchas veces las escuelas no buscan los recursos para generar un impacto, un cambio; entonces son nuestros estudiantes los que orientan a sus profes. Siento que un tema tan trascendental como este tiene que conversarse, para que se genere una reflexión sobre la práctica docente; mirarnos un poquito hacia adentro, ser un poquito más autocríticos y aceptar las críticas”.
Por su parte, Claudia Escobar Bello, quien acaba de asumir como nueva Coordinadora Transversal de Experiencias Laborales, de la Facultad de Filosofía y Humanidades (UAH), cree que este encuentro fue muy significativo, ya que “responde a las demandas levantadas por los propios establecimientos escolares con los que trabajamos que nos explicaron la necesidad de tener un apoyo en términos de comprensión con estrategias de abordaje en el tema de la violencia. Pienso que algunos elementos concretos de la realidad educativa actual podrían ser desmotivadores en el espacio laboral, especialmente para profesores que recién egresan. Sin embargo, con herramientas profesionales adecuadas tales elementos no nos deberían desanimar. Abordar estos temas de manera previa, recogiendo las percepciones frente a esto y hacernos cargo como colectivo docente, facilita la inserción de los estudiantes”.





















Claudia Escobar Bello, directora del



El profesor Quevedo comenzó su exposición con una reflexión personal ante las eventualidades que se presentan durante las clases de música en virtualidad: “(…) En un principio ha sido muy difícil. Llevar la asignatura de música a la virtualidad es un desafío constante. Lo principal es buscar las herramientas necesarias que permitan que los y las estudiantes puedan comprender el contenido que uno les entrega. Es importante planificar el contenido, tanto de forma sincrónica como asincrónica”. Terminó aconsejando a los presentes: “dentro de nuestra labor docente se van a dar cuenta que nosotros tenemos que empezar a meternos un poquito en este mundo de las tecnologías, porque los colegios también lo están pidiendo así. En más de alguna entrevista de trabajo te van a preguntar qué programas manejas, para incorporarlos en sus (propios) programas”.

Karen Valdivia Salinas, coordinadora de ELAB de Pedagogía en Música directora de este programa señala que “hubo proyectos muy interesantes. Siento que la motivación de los profesores fue contagiosa y clave para abrir la posibilidad de apropiarse de los temas y arriesgarse a presentar propuestas interdisciplinares en siete días. Como equipo, evaluamos el proceso de manera muy positiva”.





